martes, 8 de febrero de 2011

Vive tu vida, y déjala vivir a los demás.

Hoy me he dado cuenta de muchas cosas, he podido reflexionar, y creo que de esto va la cosa. Ser cristiano no es algo que se pueda poner en duda, o eres cristiano o no lo eres. Cierto es que hay cosas que se pueden matizar, no todo es blanco o negro, pero hay ciertas cosas muy básicas, ya no para el cristiano, sino para el hombre, que debería tener muy claras. Y cuando digo muy claras me refiero a no dudar ni un segundo, ni pensar en casos excepcionales, ni poner un “y si…?”. No. La vida humana es algo que no se puede poner en duda, es un regalo de Dios, de eso estoy segura, y no somos nadie para juzgarla o quitarla, ni por cualquier caso extremo o situación desesperada. La vida tiene muchísimas cosas buenas, pero entre esas cosas buenas también hay sufrimiento, muchas veces un sufrimiento que lleva casi a matarnos, tanto por dentro como por fuera. Pero nada de eso nos debe permitir dudar de si una persona debe seguir viva o no. La vida es un regalo, insisto, y los regalos ni se tiran a la papelera ni de devuelven ni se esconden en un rincón, se cuidan, y se guardan con cariño porque la persona que nos la ha regalado lo ha hecho con todo su amor. Y me da a mi que de eso va la cosa...

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