No sé lo que quiero hacer con mi vida.
En cualquier otro momento, o para cualquier otra persona, esto sería malo.
Pero para mí, que nunca estuve muy bien de la azotea, no es nada malo, incluso diría que es una cosa muy buena.
No me gustan los planes (aunque a veces no tenga más remedio que hacerlos)
me gustan que las cosas ocurran así, de repente, imprevistas, y sin buscarlo.
Y quizás esto no me importe mucho porque yo soy un poco así...
Y quizás no sea del todo malo porque yo lo único que veo es lo positivo de todo esto:
hay muchas cosas que me gustaría hacer, muchas cosas que me flipan,
y que seguramente, algún día, sin previo aviso, lo haga.
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