martes, 13 de marzo de 2012

Mi felicidad tiene nombre y apellidos.



Ellos me volvieron a hacer sentir lo que hace mucho tiempo había dejado de sentir, formar parte de algo, sentir esa alegría que sienten ellos cuando pasas solo 5 minutos de tu tiempo con ellos, mirarlos a los ojos y notar que de verdad se alegran de que estes allí.
Dar unos grupos, estar en ellos, y sobretodo, acompañarlos es lo mejor que me ha podido pasar en la vida. Por todo esto y por mucho más, gracias.


Cuando digo "Marbella", a muchos les recuerda a politicos corruptos, a otros les suena a playas y sol, a otros les suena a abuelos guiris ricachones y jubilados... Sin embargo lo que yo siento cuando pronuncio esa palabra va mucho más allá. Yo no recuerdo un colegio, ni siquiera una casa, yo recuerdo personas, nombres, cada una diferente pero cada una especial. Porque gracias a ellos me volvi a sentir parte de una casa, volvía sentir que no se me excluía de ningún sitio, al revés, soy bienvenida cuando yo quiera. Y si los adoro en conjunto, particularmente los quiero más todavía. Por todo esto, gracias.


Y cuando digo que mi felicidad tiene nombre y apellidos se me llenan los ojos de lágrimas, porque me siento afortunada de tener personitas que me quieren tanto, y que me lo demuestran a diario. Dos personitas que con cada sonrisa me hacen feliz, con cada palabra me hacen madurar y con cada pensamiento me hacen sentirme orgullosa por tenerlos a mi lado. Llevo acompañandolos 4 años, y lo mejor es todo lo que nos queda por vivir juntos. Por todo esto, gracias.


Ella, con la que llevo 4 años compartiendo cada viernes, campamentos, encuentros y demás. Ha sido un descubrimiento en este último tiempo. La he sentido muy cerca cuando la necesitaba, y lo sigue haciendo día a día. Porque vivió conmigo uno de mis peores días, y lloró conmigo, y me abrazó y sentí todo el dolor que yo sentía. Me quiere, lo se, y me lo demuestra cada vez que hablamos. Sabe que no le pienso faltar cuando me necesite, y yo también lo sé. Porque siempre me pilla, y a ella no la puedo mentir. La quiero como si fuese mi hermana pequeña, y aunque no lo sea de verdad, siempre lo va a ser. Por esto y por muchísimo más, gracias.



¿Y sabeis qué es lo mejor de todo? Que tengo la suerte de poder decir que no solo tengo a estas personitas, sino a muchas más. Cada una con su nombre y apellidos, cada una con sus problemas, su particular forma de ser, pensar y sentir las cosas, cada una con su sonrisa.
Y todas con una facilidad inmensa de hacerme feliz.
Don Bosco dijo que no era suficiente con amarlos, sino que era necesario que ellos lo sientieran. Objetivo conseguido.

Por todo esto, GRACIAS, porque con ellos soy la mejor versión de mí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario